El estudio, cuyos responsables son la Asociación Nacional para la Seguridad Genética (ANSG) y el Instituto Severtsov de Problemas Ecológicos y Evolutivos adjunto a la Academia de Ciencias de Rusia, fue realizado entre 2008 y 2010 en una población de laboratorio del hámster ruso de Campbell.
Según el subdirector del Instituto Severtsov, doctor en biología Alexéi Súrov, se detectaron retrasos en el desarrollo y el crecimiento, el desequilibrio entre los sexos en camadas con la predominancia de hembras, la disminución de crías en camadas y la esterilidad en segunda generación, así como una importante merma de la capacidad reproductiva en los machos.
Por su parte, el presidente de la ANSG, Alexandr Baránov, destacó la esterilidad de la segunda generación como la principal y la más grave consecuencia del consumo de transgénicos.
“El resultado más importante de nuestro estudio es la paralización de la capacidad reproductiva. La naturaleza suspendió la procreación en animales alimentados con transgénicos”, indicó Baránov.
Según ecólogos, en el mundo se realizan muy pocos estudios sobre el consumo de transgénicos y sus consecuencias para la salud de animales. Los últimos estudios independientes de este tipo conocidos se llevaron a cabo en el Instituto de la Actividad Nerviosa Superior y Neurofisiología (Rusia, 2005) y la Universidad de Caen (Francia, 2006).
Fuente: movimiento antinwo
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