sábado, 1 de mayo de 2010

"Ciro II el grande", el emperador tolerante


A mediados del primer milenio antes de Cristo, emergió en Asia Central, una personalidad dinámica en una época turbulenta, que cambiaría el rumbo de la Historia. Estamos hablando de Ciro, quién guió la transformación de los persas, desde un oscuro grupo étnico, a ser los amos de un imperio que se extendería desde el océano Indico hasta el mar Egeo, abarcando las estepa de Asia Central, los pescadores del Nilo, los nómadas del desierto libio, los hebreos, los griegos, los mesopotámicos y las tribus de las montañas del actual Afganistán; en poco más de medio siglo Ciro y sus sucesores, Cambises II y Darío I, lograron consolidar el imperio persa Aqueménida .
El nacimiento y niñez de Ciro II, aparecen envueltos en leyendas que pretendían explicar su portentosa trayectoria. Se cree que nació en el 598 a.C.; las leyendas nos hablan del abandono del niño por causa de una maligna profecía, siendo criado por un perro. Al igual que el héroe bíblico Moisés, fue rescatado de una muerte segura por una mujer, tras lo cual, fue educado por unos padres adoptivos. A pesar que Heródoto se hace parte de algunas de estas leyendas, al igual que Jenofonte, nos informan que su padre era un príncipe persa y su madre la hija de Astiages, ultimo rey Medo. Otra leyenda curiosa sobre Ciro, proviene del rey de Babilonia Nabonides, quién a través de un sueño en donde se quejaba ante el gran dios babilonio Marduk de la ocupación por parte de los medos de un antiguo templo reconstruido por el; el dios le habría dicho la siguiente profecía: " Ellos, su país, y todos los reyes, todos sus aliados, ya no existen, Ciro los expulsará ".
Una curiosa obra titulada " La educación de Ciro " de Jenofonte nos describe a Ciro como un brillante comandante militar, decisivo e imaginativo en sus tácticas y respetado por sus hombres. Según Jenofonte, Ciro era riguroso en la disciplina militar aunque presto para subir la moral, escrupulosamente justo y democrático en la distribución de las recompensas. Era prodigo en su hospitalidad, y a su tienda invitaba a cenar tanto a oficiales superiores como a soldados de bajo rango, no existiendo ninguna distinción entre su comida y la de sus invitados. Un rango digno de rescatar era su insistencia en que los sirvientes militares compartieran todo lo que recibían los hombres a los que servían.
Ciro sucedió a su padre Cambises I, en el 599 a.C., reuniendo bajo su reinado no solo a los persas, sino a una serie de pueblos; otorgándoles autonomía plena y considerando a sus príncipes como sus iguales.
Tras asegurarse la alianza de Nabonido de Babilonia en el 533 a.C., se rebelo contra su abuelo Astiages II, negándose a reconocer la supremacía de los reyes medos, derrotándole y haciéndole prisionero en el 550 a.C., tras la toma de Ecbatana, capital del reino Medo. Luego emprendió la conquista de Elam, estado vasallo de Media, anexionándolo y convirtiendo a Susa en la capital de su imperio, aunque siguió en viviendo en Pasargad .
Según Estrabón, Ciro "puso Pasargada por encima de las demás porque allí conquisto a Astiages el medo en su ultima batalla, consiguió el imperio de Asia, fundó una ciudad y construyo un palacio en conmemoración de su victoria".
Sin embargo, Heródoto sugirió que el rey favoreció Pasargada debido a que era el territorio nativo de su ancestral clan.
Mientras tanto, Creso rey de Libia, inquieto por el creciente poderío persa, se alío con Babilonia, Egipto, las ciudades jónicas del Asia Menor y Esparta, iniciando las hostilidades con el cruce de Halys. Tras la batalla de Pteria, nuevamente derrotado junto al río Hermos y poco después, tras un breve asedio, Ciro se apodero de Sardes la capital del reino Libio.
El nuevo movimiento militar de Ciro, fue la conquista de las ciudades jónicas existentes en Asia Central, que no fueron socorridas por Esparta. Algunas de estas como Mileto y Quios, acabaron aliándose con los persas, lo que les permitió gozar de cierta autonomía.
Luego de estos logros, Ciro emprendió una gran campaña en el este de Irán. Al otro lado del desierto de Kavir se habían establecido tribus Escitas bastantes poderosas, que fueron destruidas o incorporadas como nuevas provincias.
Cuando Ciro "El Grande" alcanzo la mayoría de edad, el Oriente Medio se hallaba al portas de una reestructuración política, su naciente imperio ya abarcaba Sogdiana, Margiana, Drangiana, Bactriana y Aracosa, llegando hasta el Valle del Indo.
Tras apoderarse probablemente, de parte de Siria y Palestina en el 540 a.C., atacó Babilonia, donde trato con respeto al vencido rey Nabonido, el cual, fue exiliado a la provincia de Carcamia y permitió la vuelta de los judíos a su patria, tras sesenta años de cautiverio. Tras estos hechos, Babilonia conservo el rango de gran ciudad y centro del comercio mesopotámico.Con miras a que esta conservada su tradicional autonomía, Ciro delego su dirección a una pretendida monarquía independiente, a cuyo frente colocó a su heredero Cambises

En los siguientes años sometió las regiones del norte y del este de Irán, mientras que su hijo encabezaba la dificultosa conquista de Egipto.

Su incuestionable habilidad como guerrero, se ve reforzará por las campañas de guerra sicologica y sus campañas de propaganda en contra del rey de Babilonia. Además fue un gran hombre de estado, llevando adelante importantes reformas cívicas, como la abolición del plan de trabajos forzados del régimen anterior. El programa de obras públicas que introdujo, cambiaron drásticamente las condiciones de vida de los persas

El inmenso poder que amaso en su vida queda manifiesto en sus propias palabras. "Todos los reyes del mundo, desde el mar inferior al superior, aquellos que ocupan salas de tronos, los que viven en otro tipo de edificios y también todos los reyes del Oeste que moran en tiendas, trajeron sus pesados tributos y me besaron los pies en Babilonia".

Debemos de recordar que no solo sus súbditos lo ensalzaban, los judios por ejemplo, lo alabaron como el "Señor Ungido", incluso en el libro de Isaias es posible leer: "Esto le dice Dios a su ungido, a Ciro, a quién aferra de la mano derecha, que puede someter naciones, quitar las fajas a los reyes, abrir las puertas ante si, los pórticos no se le cerrarán: ...Yo iré delante de ti, yo nivelare los caminos; destrozare las puertas de bronce y haré pedazos los barrotes de hierro..".

Incluso los griegos enemigos de los persas, consideraban a Ciro, "un gobernante y legislador valioso"
Un rasgo revelador de su temperamento fue el trato amable hacia sus enemigos aboliendo la práctica tradicional de matar a los reyes derrotados como parte de las celebraciones de victoria. A varios reyes vencidos, como Astiages y Creso por ejemplo, luego de ser depuestos asumieron importantes puestos dentro de su corte imperial.
A este respecto, el historiador griego Baquilides, nos cuenta como Creso abatido tras la caída de su reino, intento suicidarse saltando a una hoguera siendo salvado por Ciro en persona de las llamas.

Este gran rey encontró la muerte en el 529 a.C., aunque la naturaleza de su muerte ha sido motivo de discrepancias y disputas entre los escritores antiguos. Jenofonte, describe una muerte apacible con tiempo para reflexiones y palabras de sabiduría. No obstante casi la totalidad el resto de los cronistas aseveran que encontró la muerte en batalla. Según Herodoto combatiendo contra los Masagetas4, en la frontera nororiental de su imperio, en las riberas del río Jajartes en Asia Central. Sus restos habrían sido conducidos a su amada Pasargada.

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